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Al ordenarle mejorar infame prisión, Israel solo reubicó los presuntos abusos, afirman detenidos
Mar 26, 2025
Por JULIA FRANKEL y SAM MEDNICK
JERUSALÉN (AP) — Bajo la presión del Tribunal Supremo de Israel para mejorar las condiciones de una prisión con la reputación de maltratar a palestinos capturados en Gaza, el ejército trasladó a cientos de detenidos a campos de prisioneros recién inaugurados.
No obstante, los abusos en estos lugares de confinamiento fueron igual de graves, según organizaciones israelíes de derechos humanos que entrevistaron a decenas de detenidos y exdetenidos, y que ahora piden al mismo tribunal que obligue al ejército a solucionar el problema de una vez por todas.
Los grupos de derechos humanos dicen que los testimonios de los detenidos muestran que, en lugar de corregir los presuntos abusos contra palestinos retenidos sin cargos ni juicio —y que incluyen palizas, esposamiento excesivo y mala alimentación y atención médica—, el ejército israelí simplemente trasladó dónde se llevan a cabo.
“Lo que hemos visto es la erosión de los estándares básicos para una detención humana”, declaró Jessica Montell, directora de Hamoked, uno de los grupos de derechos humanos que presentó una petición al gobierno israelí.
Al solicitarle una respuesta, el ejército indicó que cumple con el derecho internacional y “rechaza rotundamente las acusaciones sobre el abuso sistemático de los detenidos”.
Se suponía que el extenso Campo de Prisioneros Ofer y el Campo de Prisioneros Anatot, más pequeño, ambos construidos en Cisjordania, solucionarían los problemas que los grupos de derechos humanos documentaron en un centro de detención en el desierto del Néguev llamado Sde Teiman. Ese sitio estaba destinado a albergar y tratar temporalmente a milicianos capturados durante el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023. Pero se transformó en un centro de detención de larga duración, tristemente célebre por brutalizar a los palestinos detenidos en Gaza, a menudo sin cargos.
Los detenidos transferidos a Ofer y Anatot afirman que las condiciones allí no fueron mejores, según más de 30 personas entrevistadas por los abogados de Hamoked y por Physicians for Human Rights-Israel (Médicos por los Derechos Humanos-Israel, o PHRI). The Associated Press es la primera organización internacional de noticias que informa sobre las declaraciones juradas de PHRI.
“Te castigaban por cualquier cosa”, relató Khaled Alserr, de 32 años, cirujano de Gaza que pasó meses en Ofer y accedió a hablar sobre sus experiencias. Fue liberado sin cargos tras seis meses.
Alserr dijo que perdió la cuenta de las palizas que recibió a manos de los soldados tras ser detenido en marzo del año pasado durante una redada en el Hospital Nasser de Jan Yunis. “Te castigaban por hacer contacto visual, por pedir medicinas, por mirar al cielo”, aseveró.
Los relatos de otros detenidos dados a los grupos de derechos humanos permanecen anónimos. Sus testimonios no pudieron ser confirmados de manera independiente, pero sus declaraciones fueron similares.
El Tribunal Supremo ha dado al ejército hasta finales de marzo para responder a los presuntos abusos en Ofer.
Dejar Sde Teiman
Desde el comienzo de la guerra, Israel ha capturado a miles de personas en Gaza por sospechas de vínculos con Hamás. Miles también han sido liberadas, a menudo tras meses de detención.
Cientos de detenidos fueron liberados durante el alto al fuego que comenzó en enero. No obstante, con la reciente reanudación de las operaciones terrestres en Gaza, las detenciones continúan. El ejército no dice cuántos detenidos tiene.
Después de que el Tribunal Supremo de Israel ordenara un mejor trato en Sde Teiman, el ejército anunció en junio que trasladaría a cientos de detenidos, incluidos 500 que fueron enviados al Campo de Prisioneros de Ofer.
Ofer fue construido en un terreno baldío junto a una prisión civil del mismo nombre. Fotografías satelitales de enero muestran un recinto pavimentado y rodeado por muros, con 24 casas móviles que funcionan como celdas. Anatot, construido en una base militar en un asentamiento judío, cuenta con dos barracones, cada uno con capacidad para unas 50 personas, según Hamoked.
Según la legislación israelí en tiempos de guerra, el ejército puede retener a palestinos de Gaza durante 45 días sin contacto con el mundo exterior. En la práctica, muchos permanecen así durante mucho más tiempo.
Cada vez que los detenidos se reunían con los abogados de Hamoked, eran “arrastrados violentamente” a una celda, a veces descalzos y a menudo con los ojos vendados, y con las manos y los pies encadenados durante las reuniones, reportó el grupo de derechos humanos en una carta al fiscal general del ejército.
“No sé dónde estoy”, le dijo un detenido a un abogado.
Rehenes israelíes recién liberados han hablado abiertamente sobre sus propias condiciones duras en Gaza. Eli Sharabi, quien emergió demacrado tras 15 meses de cautiverio, dijo al Canal 12 que sus captores expresaron que el estado de los rehenes era influenciado por el trato de Israel a los prisioneros palestinos.
Detenidos alegan palizas regulares
Alserr reportó que lo mantuvieron con otras 21 personas de Gaza en una celda de 40 metros cuadrados con ocho literas. Algunos dormían en el suelo sobre colchones de acampada que los soldados habían perforado para que no los pudieran inflar, agregó. La sarna y los piojos proliferaban. Refirió que sólo le permitían salir de su celda una vez por semana.
Los detenidos de Ofer y Anatot manifestaron que eran golpeados regularmente con el puño y con porras. Algunos contaron que los mantuvieron esposados durante meses, incluso mientras dormían y comían y que solo se las quitaban cuando les permitían ducharse, una vez por semana.
Tres presos recluidos en Anatot manifestaron a los abogados que les vendaban los ojos con frecuencia. Un detenido de Anatot dijo que los soldados los despertaban cada hora durante la noche y los obligaban a permanecer de pie durante media hora.
El ejército declaró a la AP que no tenía conocimiento de las afirmaciones de que los soldados despertaran a los detenidos. Agregó que los detenidos tienen acceso regular a las duchas y se les permite pasar tiempo en el patio todos los días. Reportó que el hacinamiento ocasional obligaba a algunos detenidos a dormir en “colchones en el suelo”.
El ejército apuntó que cerró Anatot a principios de febrero porque ya no era necesario para “encarcelamientos de corta duración” cuando otras instalaciones estaban llenas. Sde Teiman, que ha sido remodelado, todavía permanece en funcionamiento.
Nutrición y atención médica
Alserr expuso que lo peor de Ofer era la atención médica. Añadió que los guardias se negaron a darle antiácidos para una úlcera crónica. Después de 40 días, sintió una ruptura. En el camión de camino al hospital, los soldados le ataron una bolsa en la cabeza.
“Me golpearon todo el camino hasta el hospital”, narró. “En el hospital se negaron a quitarme la bolsa, incluso cuando me estaban atendiendo”.
El ejército afirmó que todos los detenidos son revisados y reciben atención médica adecuada. Expuso que la “sujeción prolongada durante la detención” solo se utiliza en casos excepcionales y se toma en cuenta el estado de cada detenido.
Muchos detenidos se quejaron por el hambre. Dijeron que recibían tres comidas al día: unas rebanadas de pan blanco con pepino o tomate, y a veces chocolate o natilla.
Eso equivale a unas 1.000 calorías al día, o la mitad de lo necesario, según Lihi Joffe, dietista pediátrica israelí quien leyó algunos de los testimonios de Ofer y los revisó para PHRI, y calificó la dieta de “no humana”.
Después de que los grupos de derechos humanos se quejaron en noviembre, Joffe comentó que vio nuevos menús en Ofer con mayor variedad, incluidas patatas y falafel —una mejora, dijo, pero aún insuficiente.
El ejército reportó que un nutricionista aprueba las comidas de los detenidos y que siempre tienen acceso a agua.
Castigado por reunirse con un abogado
Dos meses después de su detención, Alserr tuvo una videoconferencia de cinco minutos con un juez, quien dijo que permanecería en prisión en el futuro previsible.
Estas audiencias son “sistemáticamente” breves, según Nadia Daqqa, abogada de Hamoked. No hay abogados presentes y a los detenidos no se les permite hablar, explicó.
Varios meses después, a Alserr le permitieron reunirse con un abogado. Pero dijo que antes lo obligaron a arrodillarse bajo el sol durante horas.
Otro detenido le contó al abogado de PHRI que sufrió el mismo castigo. “Todo el tiempo ha amenazado con quitarse la vida”, escribió el abogado en notas adjuntas a la declaración jurada.
Después de que fue liberado en septiembre, Alserr regresó a trabajar en el hospital de Gaza.
Los recuerdos todavía son dolorosos, pero atender nuevamente a pacientes le ayuda, dijo. “Estoy empezando a olvidar … a sentirme otra vez como ser humano”.
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Contribuyeron a esta nota las corresponsales Natalie Melzer en Nahariya, Israel y Fatma Khaled en El Cairo.
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